Te habría dicho que sí. Pero tú nunca me preguntaste. De forma queyo nunca te respondí.
Te habría dicho que sí. Y no sé muy bien por qué. Porque lo único que me diste fueron razones para decir que no.
Te habría dicho que sí.
¿Y sabes lo más gracioso? Que a los dos días de quedarme me habría dado cuenta de que ya no quiero quedarme. Porque no te reirías de mis chistes. Porque no cantarías conmigo en la ducha. Porque no habrías sabido entenderme, ni darme mi espacio, ni leer mi mente. Porque no te gustarían mis pizzas. Porque no me abrazarías mientras duermo. Porque a tu madre no le caería bien. Porque no leerías lo que escribo. Porque preferirías el Nesquik al Cola Cao. Y la Coca Cola a la Pepsi.
En definitiva, porque no estarías hecho para mí.
Pero eso nunca pasará. Nunca sabré hasta qué punto he estado equivocada contigo. Hasta qué punto he perdido mi tiempo añorando una vida que no habría podido tener junto a ti. Porque nunca te tendré. Porque nunca me pedirás que me quede.
Y yo nunca te diré que sí.